EVITAR EL SÍNDROME DEL NIDO VACÍO



Llamamos síndrome del nido vacío a un conjunto de sentimientos negativos (soledad, tristeza, desánimo, melancolía, vacío, inutilidad) que experimentan algunos padres cuando sus hijos se marchan de casa. El sentimiento de soledad y la sensación de desánimo, como si la vida no tuviera sentido, son los dos más importantes de todos. Esta combinación de soledad y tristeza puede desembocar en una depresión si no ponemos los medios para prevenirla.

Por lo general, es más común que el síndrome del nido vacío se produzca en las mujeres, aunque actualmente la incidencia del síndrome se va igualando en ambos sexos debido a los nuevos modelos familiares. Que sean las mujeres las más afectadas es debido a que tradicionalmente han sido ellas las que han cumplido la tarea de cuidar y proteger a la familia permaneciendo en casa y dedicándose con exclusividad al cuidado de los niños. Ellas, que han renunciado a sus propios sueños y aspiraciones para volcarse en sus hijos, se sienten solas y abandonadas cuando los hijos ‘vuelan’ del hogar.

Debemos asumir que estas emociones son normales (la casa nos parece más grande, la nevera está más vacía, ya no existen las mismas conversaciones del día al día relacionadas con los estudios, las clases extraescolares, etc…), pero que deben ser pasajeras y diluirse con el tiempo a medida que se produce la adaptación a la nueva situación familiar.


CLAVES PARA LLENAR EL ‘VACÍO’ QUE DEJAN LOS HIJOS AL ABANDONAR EL ‘NIDO’

# 1.- Acepta la vida como una sucesión dinámica de etapas. Lo único constante en la vida es el cambio. También tú en tu día dejaste el hogar para iniciar una etapa en solitario.

# 2.- Analiza la situación y tus sentimientos. A menudo la edad a en que se marchan tus hijos de casa suele coincidir con una época de cambios muy difíciles ya que, bien sea por la menopausia o por la jubilación, se produce una bajada de hormonas o un aumento del tiempo libre que se combina con el síndrome del nido vacío en forma de pena, tristeza, fatiga o incapacidad para concentrarse. Sé consciente de cómo te sientes y las causas que te llevan a estar así.

# 3.- Reconoce tu pena. Es normal que les eches de menos y que eso te produzca dolor, es necesario asumir que tus hijos se han hecho mayores. Seguro que tienes sentimientos enfrentados ya que por un lado sientes con orgullo que sean capaces de valerse por sí mismos y por otro triste por su partida.

Esta pena no debe convertirse en permanente, por eso empieza a preocuparte si sientes que tus sentimientos se enquistan, es decir, si crees que tu vida no merece la pena o te ves incapaz de retomar tu rutina habitual, ya que estos sentimientos pueden desencadenar en una depresión o en una pérdida del sentido de la vida. Si es así como te sientes, debes recurrir a la ayuda de un psicólogo o un terapeuta.

# 4.- Alégrate por tus hijos. Es necesario que tus hijos vean que les apoyas en sus nuevos proyectos y que pueden recurrir a ti si lo necesitan. Es normal que sientas una cierta preocupación porque ya no puedes protegerles del mundo que les rodea, pero hazles saber que pueden regresar a su antigua casa si algo no funciona. Eso les dará tranquilidad y se sentirán apoyados. Nunca les hagas elegir entre su nueva vida y tú, porque eso sólo les hará sentirse culpables por haberte ‘abandonado’.

# 5.- Déjales tomar sus propias decisiones. Si ves a alguno de tus hijos abatido al principio, es normal; él también debe acostumbrarse a estar solo y a adaptarse a su nueva vida. Trata de no alegrarte de sus problemas a pesar de tu natural deseo de que vuelva a casa y evita siempre decirle la típica frase de “Ya te lo advertí”. Sólo provocarás que tu hijo no te haga partícipe de sus preocupaciones y se guarde para sí mismo sus problemas.

# 6.- Mantén la comunicación con tus hijos. No te obsesiones con saber qué están haciendo a cada momento ni te imagines que les ha pasado algo malo si no sabes algo de ellos en todo el día. Debes aceptar que, aunque no hables con ellos tan a menudo como a ti te gustaría, no significa que hayas dejado de importarles, sólo que la relación se desarrollará de una manera distinta. Piensa que de cara al futuro, tus hijos en su madurez te reportarán muchas y nuevas alegrías, volverán a casa con sus parejas y luego con sus propios hijos.

# 7.- ‘Cambia el chip’ con respecto a ellos. Debes tratar de mantener una relación adulta ahora que se han independizado, no les sermonees ni les trates como a si todavía fueran unos niños, porque les incomodarás y se alejarán de ti. Demuestra que puedes acompañarles a comprar ropa, a tomar un café o lo que necesiten de manera relajada y divertida.

# 8.- No crees un santuario en la habitación de tus hijos para recrearte. Tampoco es bueno que intentes borrar cualquier rastro de ellos como si jamás hubieran vivido en tu casa.

# 9.- No invadas su espacio o te pases el día en la nueva casa de uno de tus hijos. Es necesario que tu hijo sea responsable de su nuevo hogar, por lo tanto, tampoco debes ocuparte de su limpieza, de llenar su nevera o de planchar su ropa.

# 10.- Dedícate tiempo. No debes abandonarte ni descuidar tu alimentación, aunque vayas a cocinar sólo para ti ahora que tus hijos ya no están. 

# 11.- Retoma actividades. Esas que hacías anteriormente y a las que tuviste que renunciar por falta de tiempo. Seguro que ahora las disfrutas incluso más que en su momento.

# 12.- Desarrolla nuevas aficiones y realiza actividades físicas, (paseos, excursiones, viajes. etc.). Esto hará que mantengas la mente ocupada y evitará los estados de ánimo bajos. Además una cierta actividad física es muy saludable y te permitirá combatir el insomnio que pudiera aparecer a raíz de la nueva situación familiar.

# 13.- Estudia algo que te apetezca o aprende un idioma. Cada vez es más se está haciendo más habitual volver a las aulas tras la jubilación. ¿Por qué no? No sólo es un excelente ejercicio para la memoria, sino que además no se tiene la misma presión que cuando se es joven y se estudia para desarrollar una carrera profesional con la que ganarse la vida.

# 14.- Apúntate a una actividad creativa como un curso de pintura, manualidades, bailes de salón, talleres de cocina, costura, etc. Estas actividades son también muy recomendables ya que reducen el estrés y te permitirán conocer gente así como trabajar tu capacidad de concentración.

# 15.- Habla sobre tus sentimientos con tu pareja si la tienes. Tú pareja debe comprender lo que estás pasando y cómo te sientes. Además quizás también ella esté padeciendo en alguna medida el síndrome del nido vacío aunque no lo haya exteriorizado. No es conveniente encerrarse en uno mismo, porque eso potenciará aún más los naturales sentimientos de soledad que estás teniendo a raíz de la marcha de tus hijos.

# 16.- Refuerza tu relación de pareja, si la tienes. Ahora que vuestros hijos no monopolizan la conversación, surgirán nuevos temas de interés para ambos. Por tanto, tenéis una oportunidad de redescubriros, de hacer más cosas para disfrutar juntos, sobre todo ahora que seguramente estaréis más desahogados económicamente.

# 17.- Procura salir con amigos. Seguro que muchos de ellos están en tu misma situación o incluso alguno de tus amigos o amigas ya haya superado el síndrome del nido vacío y te pueda ayudar el poder compartir confidencias o sensaciones.

# 18.- Siéntete útil, ya que es una necesidad propia del ser humano. Cuando una persona siente que no se le necesita, pierde las ganas de vivir. Incluso está demostrado científicamente que las defensas bajan y que podemos enfermar con más facilidad. Existen numerosos programas de voluntariado donde podrás sentir que te realizas como persona y ocupar tu tiempo libre ayudando a los demás.

# 19.- Regálate una mascota, te ayudará a no ver la casa tan vacía y silenciosa. Cuidarla y sentir su cariño te reportarán numerosos beneficios para tu salud. Además la presencia de un animal en tu hogar puede ayudarte a sentir una mayor protección y hará que mantengas una rutina en torno a ella: alimentarlo, asearlo, pasearlo…

# 20.- Cuida de tus plantas o cultiva tu propio huerto. Es otra variante del punto anterior. La belleza de las plantas y las flores produce efectos beneficiosos para el ser humano, ya que relajan, animan y reducen el estrés. Mantener una planta sana supone una responsabilidad y, sobre todo, mucha constancia.

Por último hay que tener en cuenta que el síndrome del nido vacío no suele prolongarse mucho en el tiempo. En realidad suele durar lo que los padres tardan de adaptarse a su nueva vida. Por tanto, es bastante habitual que los padres experimenten un cierto sentimiento de vacío al poco tiempo de que sus hijos abandonen el hogar, pero también es frecuente que, al pasar los meses y los años, la relación con los hijos sea de mucho mejor calidad que cuando estaban en la casa familiar.


Fuente:
DOLORES VELÁZQUEZ
Psicoterapeuta

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